e martë, 16 tetor 2007

Santa Teresa - Romero de Torres




LA
MÍSTICA ESPAÑOLA:


     Al reinado de Felipe II corresponde una de
las manifestaciones literarias de mayor importancia que han conocido las
letras hispanas: la literatura ascético-mística.  Durante
los siglos XVI y XVII, más de 3.000 libros fueron publicados sobre
esta materia.  La ascético-mística es, entonces, uno
de los géneros más genuinos y representativos de España.

Su florecimiento, sin embargo, se produce en España como un
hecho tardío.  La mística es un fenómeno peculiar
de los siglos medios en todas las literaturas de Europa, aunque en este
época tenemos en España al catalán Raimundo
Lulio
y la mística musulmana.  Pero es en la Edad Moderna
cuando este tipo de literatura se convierte, en España, en la más
perfecta y profunda del mundo.




Raimundo Lulio



     Las causas determinantes de la aparición
de la ascético-mística en el siglo XVI son: 



  • Al producirse la gran tension espiritualista de la lucha contra el protestantismo. 



  • El contacto en esta época con los países germánicos,
    donde se habían dado las más altas figuras del misticismo
    medieval.



  • Como vía de escape, dentro de la religiosidad ortodoxa, del fervor
    intimista provocado por el erasmismo, así como el creciente individualismo
    de la época renaciente. 


     El comienzo de la literatura mística coincide
con la terminación de la Reconquista y después del Primer
Renacimiento, cuando el alma española va a volverse hacia adentro
(según el filósofo marxista [estalinista] Alexander Kojève,
después de conquistar todos los terrenos geográficos del
mundo, el hombre moderno se adentra, tratando de conquistarse a sí
mismo, su sique espiritual).

     La mística castellana: 



  • Carece de una efectiva tradición medieval, a excepción del
    contacto con la obra de Raimundo Lulio y la posible influencia semítica
    recibida principalmente a través de él (la influencia semítica
    se refiere a sus dos ramas: la árabe y la judía).



  • Aparece en plena Edad Moderna y es la última de las grandes manifestaciones
    colectivas de la mística teológica.



  • La tendencia más genuina de la mística española es
    de caracter ecléctico, armonizador entre tendencias extremas.



  • En la literatura religiosa hispana predomina lo ascético sobre lo
    místico.



  • La mística española es de excelente estilo literario y aspira
    a influir en la educación moral del pueblo.


     Hay cuatro períodos en la historia de la
mística, segun Pedro Sáinz Rodríquez en su Introducción
a la historia de la literatura mística en España (Madrid,
1927): 


  • Período de importación e iniciación, que comprende
    desde los orígenes medievales hasta 1500, durante el cual se traducen
    y difunden las obras de la mística extranjera.



  • Período de asimilación (1500-1560) en el que las doctrinas
    importadas son por pimera vez expuestas a la española por los escritores
    que son precursores (Hernando de Talavera, Fray Alonso de Madrid, Fray
    Francisco de Osuna, Fray Bernardino de Laredo, Juan de Ávila y otros).



  • Período de plenitud y de intensa produccion nacional (1560-1600,
    reinado de Felipe II).



  • Período de decadencia o compilación doctrinal, prolongado
    hasta mediados del siglo XVII, representado no por creadores originales
    sino por retóricos del misticismo que se ocupan de ordenar y sistematizar
    la doctrina del período anterior.


     Menéndez  y Pelayo, en un ensayo sobre
«La poesía mística en España», hace una
clasificación por escuelas según las órdenes religiosas
de los místicos: 


  • Ascetas dominicos, cuyo prototipo es Fray Luis de Granada.



  • Ascetas y místicos franciscanos (San Pedro de Alcántara,
    Fray Juan de los Ángeles,  Fray Diego de Estella, etc.).



  • Místicos carmelitas (San Juan de la Cruz, Santa Teresa de Jesús,
    etc.).



  • Ascetas y místicos agustinos (Fray Luis de León, Malón
    de Chaide, etc.



  • Ascéticos y místicos jesuitas (San Francisco de Borja, Nieremberg,
    y otros).



  • Clérigos seculares y los laicos (Valdés, Molinos), que son
    místicos heterodoxos. 


     Cada Orden religiosa tiene una tradición
teologica y doctrinal.

     Esta clasificacion se puede simplificar por
medio de tres corrientes: 



  • Afectiva (el predominio de lo sentimental sobre lo intelectual), que tiene
    siempre presente la imitación de Cristo, del Cristo hombre como
    vía por donde nosotros podemos llegar a la Divinidad (franciscanos
    y agustinos).



  • Intelectualista o escolástica, que busca el conocimiento de Dios
    mismo por la elaboración de una doctrina metafísica (dominicos
    y jesuitas).



  • Ecléctica o española, representada por la mística
    carmelita.




     Helmut Hatzfeld, en sus Estudios literarios
sobre mística espanola (Madrid, 1955) ha fijado 5 grupos principales: 



  • La Teoría Ahistórica, propuesta por Jean Baruzi, en un estudio
    francés sobre San Juan de la Cruz, el cual  sostiene la originalidad
    de los místicos españoles que descubren sus símbolos
    decisivos independientemente de las condiciones históricas.



  • La Teoría Sintética, de Gaston Etchegoyen, en un estudio
    francés sobre Santa Teresa, que supone que toda producción
    de la mística española puede explicarse como una fusión
    sintética de diferentes formas más antiguas, todas exclusivamente
    occidentales.



  • La Teoría Secular, de Dámaso Alonso, quien propone que los
    elementos numerosos del simbolismo de los místicos españoles
    se derivan de la poesía profana, popular o culta, sobre todo de
    la poesía de Garcilaso, el romancero, y el cancionero.



  • La Teoría Árabe, de dos arabistas espanoles: Julián
    Ribera y Miguel Asín Palacios, sobre todo de este último,
    que ha visto afinidades entre los escritos de San Juan de la Cruz y los
    del mistico mahometano Abenarabí, de la primera mitad del siglo
    XIII; además está comprobada la influencia del misticismo
    musulmán en el catalán Raimundo Lulio.



  • La Teoría Germánica, que alega que el influjo mayor recibido
    por los místicos españoles proviene de los místicos
    alemanes como Meister Eckart, o el flamenco Jan van Ruysbroeck, o Thomas
    à Kempis. 


     Para Hatzfeld, tanto el oriente como el occidente
han contribuido en parte a la formación del lenguaje de los místicos
españoles.

     La palabra «mística» procede
de un verbo griego que significa «cerrar», de donde aquel vocablo
vendría a tener un sentido como de «oculto» o «secreto»; así, de acuerdo con su etimología, sería la mística como una vida espiritual secreta y distinta de la ordinaria de los cristianos. En su sentido más propio debe aplicarse a las manifestaciones de la vida religiosa sometida a la acción extraordinariamente sobrenatural de la Providencia.  La palabra «mística» estrictamente sólo deberá aplicarse para designar las relaciones sobrenaturales, secretas, por las cuales eleva Dios a la criatura sobre las limitaciones de su naturaleza y la hace conocer un mundo superior, al que es imposible llegar por las fuerzas naturales ni por las ordinarias de la Gracia. 
Misticismo es el conocimiento experimental de la presencia divina, en que
el alma tiene, como una gran realidad, un sentimiento de contacto con Dios. 
Perso si la mística es el punto más alto de la vida espiritual
y representa un regalo extraordinario de la Gracia de Dios, el alma puede
colaborar por todos los medios a su alcance para aproximarse a tal estado
de perfección y hacerse digna de él.  Esta variada serie
de esfuerzos o ejercicios del espíritu se designa con el nombre
de «ascética», que podría definirse como la pedagogía humana que conduce hacia el misticismo.  La ascética depende, pues, exclusivamente, de la voluntad  y actividad humanas; deriva
esta palabra del verbo griego que significa «ejercitarse»,
pues se trata del período de la vida espiritual en que, por medio
de ejercicios espirituales, mortificaciones y oración, logra el
alma purificarse, purgarse o desprenderse del afecto a los placeres corporales
y a los bienes terrenos. 

     Tres vías o momentos distinguen los
tratadistas en el camino hacia la unión con la Divinidad: 





  • La de los que comienzan, o VÍA PURGATIVA, en la que el alma se liberta
    poco a poco de sus pasiones y se purifica de sus pecados.



  • La de los que van aprovechando, o VÍA ILUMINATIVA, durante la cual
    el alma se ilumina con la consideración de los bienes eternos y
    de la pasión y redención de Cristo.



  • Y, finalmente, la de los perfectos, o VÍA UNITIVA, en la que se
    llega a la unión con Dios, segun el modelo definido por San Juan
    de la Cruz como «matrimonio espiritual». 


     La ascética está, pues, en el camino
de la mística, y de los tres momentos dichos: los dos primeros son
comunes a ambas, quedando el último reservado para la segunda. 
En lo que atañe a su contenido, la ascética se basa en el
ejercicio racional, mientras que la mística es puramente intuitiva. 
No puede llegarse a la cima de la perfección espiritual sin pasar
por el camino de la ascética.

LA MÍSTICA FRANCISCANA:


      San
Francisco de Asís
encarna el más encendido y puro
amor de Dios.  Una sostendida tradición conduce la esencia
del espíritu de San Francisco a través de todos los escritores
de la Orden para constituir la escuela mística franciscana, de tendencia
profundamente afectiva, «ciencia de amor»,  en la que
apenas el discurso y la inteligencia tienen parte.  Estos preparan
el camino de Santa Teresa.  Exaltación casi panteísta
de las descripciones de la naturaleza.  Las obras franciscanas son
didácticas y de ejemplo moral.

LA MÍSTICA CARMELITA:


     La cima más alta de toda la mística
española y universal es la alcanzada por los escritores de la Orden
del Carmelo: Santa
Teresa de Jesús
y San Juan de la Cruz.  Ambos
fueron escritores excepcionales y lograron, supuestamente, alcanzar en
vida, ascender hacia lo divino.

SAN JUAN DE LA CRUZ 

(1542-1591):


Bibliografía



     San Juan de la Cruz eleva la poesía
mística a la más intensa y sublime expresión a que
ha llegado el misticismo universal.  Es el último de los grandes
místicos.  También en él se agotan las posibilidades
de la poesía religiosa.  También es una de las voces
líricas más puras que jamás hayan existido.

     Juan de Yepes y Álvarez nació
en 1542 en Fontiveros, provincia de Ávila.  Era de familia
noble pero arruinada.  Estudió primero con los jesuitas en
la ciudad de Medina del Campo, y a los 19 años ingresó de
novicio en el Colegio de Carmelitas con el nombre de Fray Luis de Santo
Matías.  Después de profesar continuó sus estudios
en la Universidad de Salamanca  y, ordenado de sacerdote en 1567,
regresó a Medina del Campo.  Fue amigo de Santa Teresa de Jesús,
quien representa la cima de la prosa mística española y,
con ella, emprendió reformas eclesiásticas en la rama masculina
de la Orden del Carmelo, fundando el primer monasterio de Carmelitas Reformados,
o Descalzos, en Duruelo.  Desde entonces tomó el nombre de
Fray Juan de la Cruz.  En 1572, al ser elegida Santa Teresa como abadesa
de la casa madre de Ávila, San Juan fue designado director espiritual
de aquel convento.  San Juan fue elegido prior de varios conventos. 
En 1577 fue preso en Toledo por frailes calzados pero escapó de
la cárcel a los 8 meses.  En la ciudad de Úbeda murió
el 13 de diciembre de 1592 por consecuencia de ciertas calenturas. 
Su cuerpo fue después trasladado a Segovia.  Está sepultado
en Segovia.  Fue beatificado en 1675, hecho santo en 1726, y declarado
Doctor de la Iglesia en 1926.

     La obra de San Juan es breve: 



  • En su primer período usa el metro de romance y de cantares de forma
    tradicional en 5 canciones, 10 romances, y 2 glosas a lo divino. 



  • En su segundo período se encierra en poesía puramente mística:
    consta de 3 composiciones, a saber: «Noche obscura del alma»
    , «Cántico espiritual» y «Llama de amor viva». 
    Se consideran estas tres obras como una unidad que forma un tratado poético
    de la ascención mística.  En la «Noche oscura»
    canta el poeta la huida del alma, en medio de la noche, de la prisión
    de los sentidos y, al fin, libre de ellos, la unión con el Amado.
    El «Cántico espiritual» expone el proceso místico
    del camino hacia Dios: en las 12 primeras estrofas el de la vía
    purgativa, en las 9 centrales el de la vía iluminativa, y en las
    restantes el de la vía unitiva, dedicando las cuatro finales a exponer
    el estado de unión.  En «Llama de amor viva» el
    poeta canta jubiloso y enamorado su goce supremo.


     En diversos momentos de su vida esciribió
San Juan unos comentarios en prosa para glosar sus propias composiciones
en verso.  A la «Noche» le dedicó dos tratados
(«Subida del monte Carmelo» y «La noche obscura del alma»). 

La poesía de San Juan es puramente mística.  La
idea de las tres vías viene de San Bernardo de Clairveux
(abad francés del siglo XII), así como la utilización
del «Cantar de los cantares» para simbolizar la vida mística,
así como la peculiaridad de ver en la «Esposa» no a
la Iglesia o a la Madre de Dios sino al alma humana.  San Juan también
se sirve de formas poéticas tradicionales (romances y cantares),
así como de metros y estrofas renacentistas para verter su poesía
espiritual.  En casi toda la poesía de San Juan, elementos
de poesía amatoria han sido divinizados.  En efecto, San Juan
toma el máximo poema de amor, divinizado, que la tradicion le ofrece:
«El cantar de los cantares». 

     En San Juan coexiste el místico enamorado
que escribía como en pleno rapto o arrobo, y el técnico experto
que afina minuciosamente los recursos artísticos de su poesía. 
Su poesía se expresa en bellas metáforas, símbolos
e imágenes, y usa la alegoría del matrimonio.  La naturaleza
se usa en toda su riqueza: montes, ríos, árboles, flores,
animales, perfumes,  pero siempre como elementos alegóricos.
Su vocabulario es rico en sinonimias, palabras populares y rústicas,
antíteses, onomatopeyas.  En su poesía se unen tres
corrientes de la poesía castellana:  a) la poesía popular
«a lo divino», b) la poesía popular del romancero y
c) la poesía renacentista.

     El tema único de su poesía es
el de la unión mística con Dios.  En efecto su poesía
ha sido clasificada como «poesia erótica a lo divino». 
El plano humano ha sido elevado al más alto simbolismo religioso. 


SANTA TERESA DE JESÚS
(1515-1582):




La transverberación

de Santa Teresa

Bibliografía



     Teresa de Cepeda y Ahumada, a.k.a. Santa Teresa
de Jesús (Santa Teresa de Ávila) fue una  monja carmelita. 
Llega el misticismo español a su máxima expresión
humana.  Sus obras en prosa son: Camino de perfección
(1565), dirigido a sus compañeras monjas; El libro de su vida
(1588), su autobriografía; y Las moradas o castillo interior
(1588), tratado doctrinal de sus experiencias místicas.  Fue
declarada primera Doctora de la Iglesia en el siglo XX por el papa Paulo
VI el 27 de septiembre de 1970.

EJEMPLOS DE POESÍA Y PROSA:

Tiróme con una flecha

enarbolada de amor,

y mi alma quedó hecha

una con su criador;

ya yo no quiero otro amor,
pues a mi Dios me he entregado,
que es mi amado para mí
y yo soy para mi Amado.

¡Ay, que larga es esta vida!
¡Qué duros estos destierros!
Esta cárcel, estos hierros
en que el alma está metida.
Sólo esperar la salida
me causa dolor tan fiero,
que muero porque no muero.

¡Oh muerte benigna,
socorre mis penas!
Tus golpes son dulces,
que el alma libertan.
¡Qué dicha, oh mi Amado,
estar junto a ti!
Ansiosa de verte
deseo morir.
La vida terrena
es continuo duelo;
vida verdadera
la hay sólo en el cielo.
Permite, Dios mío,
que viva yo allí.
Ansiosa de verte
deseo morir

Hoy nos viene a redimir
un Zagal, nuestro pariente,
Gil, que es Dios omnipotente
Viene pobre y despreciado,
comenzadle ya a guardar . . .
no nos lleven el Cordero:
¿no ves que es Dios soberano?

En la oscuridad mi luz,
mi grandeza en puesto bajo.
Mi lauro está en el desprecio,
mi dignidad sea el rincón
y la soledad mi aprecio.

Moradas:

«[E]s que no se ve cosa ni interior ni exteriormente, porque no
es imaginaria; mas sin verse nada, entiende el alma quién es . .
. [es] como si una persona sintiese que está otra cabe ella, y porque
estuviese a oscuras no la vemos, cierto entiende que está allí,
salvo que no es comparación  bastante».





La Magdalena








Alegrías








La saeta



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Naranjas y limones






Viva el pelo






El pecado







El pecado

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