e shtunë, 13 tetor 2007

Hércules Poirot, la iglesia y los nacionalismos

Hercules Poirot moviliza a la Guardia Suiza para resolver el misterio y prevenir riesgos:

Entre las víctimas de ETA nunca hubo un religioso.


Resulta extraño que, desde su fundación en un seminario hace casi medio siglo, la ETA haya matado a estudiantes, amas de casa, niños, niñas, policías, militares y guardias civiles, jubilados, empresarios, trabajadores, jueces, profesores, camellos, putas, yonquis, inmigrantes,transeúntes... pero nunca han matado a un cura ni a una monja. Ojo, que no se pide aquí que se mate a nadie ¡ni de lejos!. Pero cabe constatar que, estadísticamente, ya toca. ¿En Euskadi hay un religioso por cada 1000 habitantes, no? Pues cuidadín...
El caso es que entre las casi 1000 personas asesinadas por esta banda mafiosa no hay un sacerdote, un obispo, una novicia, un cardenal, una abadesa, un sacristán… ¡ni un simple monaguillo! Resulta chocante porque lo religioso ocupa la más alta posición entre los motivos del conflicto. Reinos y bailías. Naciones y banderas. Territorio propio. Apostoles que identifican naciones. Cruzadas. Derechos feudales. Fueros. Antes fuimos reinos consagrados por la iglesia y por el sacro imperio luego naciones en lucha por su independencia. Guerras de liberación nacional organizadas en seminarios. Choca que los signos religiosos son estandartes de todos los partidos en conflicto: todo el poder de la religión nacionalsocialista, lauburu incluído, para los batasunos; con Monserrat y su virgen negra para los catalinos, Cristo Rey y la cristiandad española en la extrema derecha española.
Que desde los seminarios se organice la guerra contra los propios valores que estudiaban en el seminario nacionalcatólico imperial: políticos-sacerdotes de confesión católica apostólica y romana en el PNV; desde la Conferencia Episcopal el fundamentalismo nacional católico de los porno-predicadores de la COPE y las finas sonrisas del opus entre los jerifaltes del PP que los patrocinan.
Resuta chocante que nunca forme parte de las víctimas el estamento religioso cuando la casta sacerdotal y sus esbirros copan las jefaturas de las partes en conflicto: verbigracia, un tal Carod Rovira, ex seminarista maño, clamando en el desierto; toda la cúpula de CiU y del PSC formada en colegios de curas; al pobre Xirinacs asegurando que ‘ETA es amor’ antes de colgarse... sobre la santa coronilla pelada de Pedro Jota (Universidad de Navarra-Opus Dei) y la calva sagrada del Durán i Lleida (que siempre va poniendo la otra mejilla 'per Catalunya' ante la desquiciada cúpula del PPC).
Muy chocante: todo esto apesta a iglesia, y más que a iglesia, a parroquia.
La actitud ambivalente de la casta sacerdotal en el conflicto nacionalista –como en tantos otros- hace que, como Dios Padre Todopoderoso, esté en todas partes y en ninguna en particular. Y en ningún caso en el bando de las víctimas. Intrigante y elocuente en este particular es la peripecia histórica de los nacionalistas vascos, pro-republicanos secesionistas en los primeros momentos de la Guerra civil y mayoritariamente reconvertidos al bando faccioso por la vía requeté cuando las cosas se pusieron feas.
Chocante resulta que Otegui, Ibarretxe, de Juana y compañía cada día se parezcan más a los curas de provincias predicando el alzamiento bélico contra el invasor. Como el cura Merino, inventor del terrorismo, cuando los franceses de Napoleón, que traían ilustración, modernidad y reformas. Por eso ya no sorprende que Arzalluz, otro ilustre seminarista, lo haya dejado todo atado y bien atado, como cierto tirano ya desaparecido, sobre todo en lo concerniente a su sucesión al frente de la perpetuación de la raza vasca, cristiana y con RH negativo. Nada que ver con los Guerrilleros de Cristo Rey. O con el Opus, qué va.
Ahora mismo, lo que da que pensar es que tengamos que plantearnos, lo mismo que la policía cuando se comete un crimen ¿a quién beneficia todo esto? ¿A las víctimas? ¿A la gente de la calle que tiene que soportarlo? Tampoco.
CONCLUSION: Beneficia (o suele beneficiar) al sector más facha del PP, claro. En poder dentro del aparato. Y a los fachas etnocéntricos de cada cantón, también. Pero ¿cómo es posible que no haya víctimas entre el estamento que ha organizado, instiga, mantiene y se retroalimenta con toda esta mierda?

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